Era sábado y todos los clientes estaban aburridos porque no los atendían
bien, don Juan el dueño de la tienda no estaba en ese momento y dejo encargado
a su primo Miguel de ella el cual era
muy deshonesto, irrespetuoso y perezoso ya que no le gustaba atender como se
debía y además no tenía el espíritu perseverante de su primo Juan que era lo
primordial que se necesitaba para sacar
adelante dicha tienda.
Todos los clientes estaban insatisfechos con don Miguel y decidieron mejor
ir a mercar a otra tienda que se llamaba el buen vendedor que tenían todos los
productos en muy buenas condiciones y por supuesto atendían superbién y hacían
sentir a sus clientes como en su casa.
La tienda el buen vendedor, ejercía unos requisitos que ninguna otra
tienda la tenía y estos eran: la sabiduría, que servía para enriquecer el
espíritu de la mente, la fe, la oración
y la salvación que era de vital
importancia para ganar saberes y entendimientos con Dios; la compasión y la comprensión, que jugaban un papel de
mayor agrado para satisfacer y entender los reclamos de sus clientes; la fuerza
y el coraje, que servían para ganar cada
vez mejor una autonomía y un poder hacia sus compradores; la paciencia,
que era importante para saber enfrentar los obstáculos y fracasos en la vida;
el amor, que nunca debía faltar en la tienda ya que se necesitaba para demostrarle el cariño y el afecto que era por supuesto lo más
importante; la gracia que servía para la tranquilidad y la paciencia de los
clientes.
Siguiendo con el tema, se encuentran los tres requisitos más influyentes
en esta tienda, la paz , la felicidad y
la alegría que jugarían un papel muy
importante para poder ganar así la tan
anhelada paz interior y exterior que era lo principal que se necesitaba para
enriquecer mejor esta tienda; todos
estos eran los principales valores que a medida del tiempo, la tienda la
perseverancia en la cabeza de don Juan
los supo poner en práctica y que
en cuestión de días servirían para satisfacer las necesidades de todos
sus compradores.
Llegó un día donde Juan, el dueño de la tienda la perseverancia, se dio
cuenta que se necesitaba persistir, insistir y nuca desistir para así poder
ganar mucha más clientela; se puso en la
tarea de preguntarse por qué no innovo y salgo
mejor adelante y fue así que en
cuestión de días su tienda la perseverancia ganó y ganó mucha más fama que en
ocasiones anteriores.
Don Juan estaba muy satisfecho porque vio que su tienda ganaba mucho más
dinero gracias a su perseverancia y a sus ganas de salir adelante, éste dijo
con mucho orgullo “soñar no cuesta nada”, fue así, que por fin se le cumplió el
sueño que se había propuesto; cada día él se sentía más y más orgulloso por poner en práctica los valores y los
requisitos de la tienda el buen vendedor; fue
al fin lo que se necesitó para
que su tienda saliera adelante y poder ser tan exitoso en su vida como
trabajador.
Enseñanza.
Uno nunca se puede dar por vencido pese a los obstáculos que se les
presenten en la vida; en cambio, ser
como don Juan que quiso salir adelante y luchó sin medida para conseguir el
éxito que el tenía tan anhelado que era satisfacer cada vez mejor a sus
inseparables clientes.
CARLOS MARIO PALACIO ZULUAGA - Grado 10°-2
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