Escribir es un acto indispensable para poder
trascender las barreras de nuestro propio ser; para llegar a los sentimientos
más tersos y oscuros de nosotros mismos y tocar el corazón, la conciencia y el
alma de nuestros lectores. Las palabras si pueden cambiar al mundo.
Escribir no es simplemente transmutar letras aprendidas de memoria sobre un papel; sino que implica un
gran esfuerzo mental, implica enriquecerse de sabiduría y conocimientos,
enriquecer el léxico; podemos decir que, escribir es una
responsabilidad consigo mismo.
A lo largo de toda la historia, escribir ha
sido de los actos más importantes; gran parte del legado que conocemos ha llegado a nosotros a través de escritos. Un ejemplo claro es Jesús y su
historia que se nos presenta como pergaminos encontrados, traducidos e impresos
en la Biblia.
Pero, aún después de tantos milenios en los que
el hombre ha perfeccionado la escritura; aún después de tantos poetas, escritores,
cuentistas y trovadores de historias, la gente sigue sin entender la verdadera
esencia del escribir; sólo han aprendido a garabatear. Hay que tomar conciencia de la importancia de
escribir, para dejar los restos de una generación, para nunca morir y ser
recordados para siempre.
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