Nadie sabe que el odio,
nos sega la vista;
el odio nos lleva a decir y
hacer cosas que lastiman;
el odio nos mata y
al mismo tiempo,
nos hace matar.
El odio y la desesperación,
nos pulsa a dejar regados
nuestros demonios;
nos aferramos a la ira y
ganas de morir, y
hasta las duras batallas
que pasamos,
nos llevan a odiar.
El odio, nos calcina el alma
hasta morir;
el odio, nos mata la
esperanza de vivir las
batallas y las guerras;
nos destruye el dolor,y
la desesperanza, nos hace rendir.
En la alborada, nuestros ojos
se llenan de dolor, se llenan de
grandes lágrimas, que recorren
el rostro, empañan nuestros ojos
de dolor y sufrimiento;
el surco divide nuestro mundo
de la felicidad al odio.
María Camila García Arroyave - 9°.2.
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